¿Qué es el miedo? Y ¿Por qué nos paraliza? - Girlsplained.
Y cómo se diferencia de la ansiedad y la fobia.
Hola chicuelos,
Bienvenidos a otra edición de Girlsplaining, donde yo -una niña- les explica cosas. No pretendo parecer una experta en estos temas, de hecho no lo soy, pero aprendo lo suficientemente rápido para poder explicar lo básico y que, con cada artículo, puedan aumentar sus chances de algún día ganar ¿Quién quiere ser millonario?
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"De todos los mentirosos del mundo, a veces los peores son nuestros propios miedos". - Rudyard Kipling
El miedo que paraliza.
El miedo que paraliza no es amigo de nadie.
Ningún amigo quiere verte ahí, inerte, sin poder moverte, estático.
Al miedo que paraliza no le gustan los cambios.
Ni verte avanzar.
Tampoco le gusta cuando te atreves a probar cosas nuevas.
Al miedo que paraliza le gusta tenerte amarrado como los papás que le ponen un bolso con correa a sus hijos para tenerlos cerquita y ver todos sus movimientos.
Porque dejarte suelto implica que puedes hacerte daño,
Atreverte de más, e incluso llegar a ser más feliz.
Al miedo que paraliza hay que obligarlo a irse
Pero a veces, eso que nos paraliza no es el miedo, sino nosotros mismos.
Siempre me ha parecido curioso que haya cosas que nos den miedo. Y no me refiero a lo obvio, a lo que puede hacernos daño. Si no a las cosas diarias que nos movilizan, que nos sacan de nuestra zona de confort, que implican llevar la contraria por seguir nuestra intuición o deseo.
A mí siempre me ha dado mucho miedo empezar algo nuevo. Siento que me expone a la posibilidad de no saber hacerlo bien, y más que eso, a que la gente se dé cuenta de que no lo sé hacer bien y quede ahí, expuesta, como en el clásico sueño en el que llegas en ropa interior al colegio.
Todos tememos algo, creo que es inevitable no hacerlo, pero lo importante es aprender a vivir a pesar de ese miedo.
Primero lo primero, ¿qué es el miedo?
El miedo, explica la página web Avances Psicológicos, “es una reacción que comienza con un estímulo estresante y termina con la liberación de sustancias químicas que causan, entre otras cosas, que el corazón y la respiración se aceleren o que el cuerpo se ponga tenso.”
Hay personas que definen el miedo como una emoción ante algo que nos alerta del peligro. Cuando nuestro cerebro percibe que estamos en riesgo, o ante situaciones amenazantes, “el cerebro usa un 'atajo' para enviar una alarma 'ultrarrápida' a la amígdala, el área encargada de procesar el miedo, entre otras emociones.” Explica el portal, 20 Minutos.
Otras personas, como la psicóloga, Rosa Sánchez, explican que el miedo puede ser mucho más que la simple respuesta al peligro, “El miedo es un sentimiento humano, como otros; humano en el sentido de cultural. Es cierto que hay situaciones o momentos culturales, o momentos de la constitución del sujeto, donde los miedos toman lugares importantes.”
Sánchez explica que en el psicoanálisis, “se toma el miedo como manifestación. Entonces, con Freud, podemos decir que es el efecto de un conflicto entre lo pulsional y los mecanismos que reprimen su presentación. A esta manifestación la llamamos fobia.”
Hay miedos tangibles como a objetos o situaciones, pero hay otras manifestaciones que vienen de alguna angustia generada por el inconsciente que pueden sentirse tan reales como las otras.
Miedo, ansiedad y fobia.
Como no me quedaba del todo claro la diferenciación entre miedos tangibles e intangibles, decidí consultarle a mi psicóloga de confianza, Nora Souki, aka, mi mamá. Nora es psicóloga clínica y psicopedagoga con más de 35 años de experiencia.
Para ella, los tres conceptos se relacionan, pero se manifiestan de diferente manera.
“El miedo es una reacción natural de nuestro cuerpo, es instintivo. No se puede prever cómo el organismo va a reaccionar porque es un instinto primitivo. Usualmente, el miedo aparece ante la presencia de un peligro inmediato. Tiene una función de supervivencia. Es un mecanismo adaptativo y útil para enfrentar el peligro.” Explicó Souki.
En otras palabras, el miedo es una reacción innata, no hay mucho que podamos hacer para prever cómo vamos a reaccionar.
La ansiedad, en cambio, “aparece cuando sentimos que están siendo atacados nuestros intereses, nuestra autoestima. Tiene más un componente cognitivo que tiende a recaer en la forma en la que nosotros interpretamos nuestra realidad.” Continúo Nora. “La ansiedad tiene mucho que ver con tu crianza, valores familiares, la expectativa que otros tienen sobre ti, etc.”.
Es decir, aunque la ansiedad también es una respuesta a una amenaza, no es instintiva, sino aprendida. Es más fácil saber a qué le tienes miedo que poner en palabras qué te genera ansiedad. Y tu contexto tiene mucho que ver en este sentimiento.
Por último, “la fobia está descrita como un trastorno de ansiedad, porque implica que hay un miedo irracional, persistente a algo que no representa una amenaza real. Usualmente, la fobia es más específica, se circunscribe a objetos, cosas, situaciones, ya no es adaptativo.” Dijo Nora.
Si la fobia te limita a vivir tu vida normal, no evoluciona a medida que creces y ya no es esperado para tu edad, entonces se ve como un trastorno de ansiedad.
En los tres casos puede haber respuestas físicas y psíquicas, como que se te baje la tensión, transpirar, tener taquicardia, decirte cosas feas, sobre pensar las situaciones, etc.
¿Qué le pasa a nuestro cerebro cuando tenemos miedo?
En el cerebro hay unas glándulas que se activan y alertan al cerebro que tiene que defenderse.
Cuando tenemos miedo, el hipotálamo se activa, y las glándulas suprarrenales segregan la adrenalina y el cortisol. Cuando el miedo se produce como reacción instintiva, el cerebro decide entre sus mecanismos de defensa si actuar (defenderse) o huir.
Por otro lado, la corteza prefrontal, se encarga de que nosotros pensemos, pero si estamos inundados de cortisol, no podemos pensar bien. Por eso puedes paralizarte al momento de tener miedo.
En el hipocampo almacenamos nuestros recuerdos, y es súper sensible a la hormona del cortisol. El cuerpo tarda en deshacerse de la hormona del cortisol, tardamos tiempo en volver a la normalidad y que volvamos a sentir el cuerpo equilibrado. Algunos neurocientíficos dicen que esta hormona cambia nuestro organismo y si vivimos todo el tiempo preocupados o angustiados, el cuerpo y la mente dejan de ser capaces de distinguir cuando hay un peligro real y cuando es imaginario.
Se producen las mismas hormonas si estás en tu casa pensando en todas las cosas que te causan angustia, a que si estás en la calle y alguien intenta robarte. La psiquiatra, Marián Rojas-Estapé dice “Tanto lo que me sucede como lo que me preocupa tiene un impacto directo en mi mente.”
Eso significa que sometemos a nuestros cuerpos a un estado de alerta perenne, donde la amígdala, que es como una suerte de alarma de incendios, está siempre activada. Está demostrado que estar constantemente estresado produce algo que se llama “estrés tóxico” que es básicamente intoxicarte por los altos niveles de cortisol.
“A muchos les es difícil entender cómo el cuerpo y la mente están interactuando permanentemente, pero tus pensamientos tienen un impacto en tus emociones, y esas emociones impactan tu cuerpo. Aparece la enfermedad física como correlato de la preocupación interna emocional. Cuando empiezas a darte cuenta de tus pensamientos, emociones y el impacto que tiene en tu cuerpo, vas a ir reaccionando dependiendo de tus características de personalidad. Muchas veces estos factores de ansiedad, te permiten detenerte, darte cuenta de que esto está pasando para que no se instale como un trastorno de ansiedad.” Explicó Nora.
¿Cómo evitar que el miedo nos paralice?
Un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania demostró que “El 91 % de las cosas que te preocupan no llegarán a realizarse jamás”. Nos angustia nuestra propia imaginación, no la cosa en sí.
Como el miedo es una reacción natural e instintiva, no podemos saber cómo vamos a actuar el cuerpo en el momento que nos dé miedo. Nos da taquicardia, sudamos, la presión arterial empieza a cambiar, tienes la visión borrosa, te puedes desmayar. Todo va a depender de cómo actúa tu cuerpo fisiológicamente ante el miedo. No es posible hacer que ante una situación de peligro el miedo no te paralice.
“Ahora, sí sistemáticamente el miedo te paraliza, empiezas a evaluar otros factores. Quizá ya no hablamos de miedo, sino de fobia, angustia o ansiedad. El miedo empieza a ser un problema si nos incapacita de desarrollarnos en nuestros trabajos, en nuestra vida cotidiana.” Explicó Souki.
Mi mamá también me explicó que uno no aprende a vivir con el miedo posible a una culebra, o un terremoto, o a los eventos inesperados. Uno aprende a manejar su ansiedad ante aquellas cosas que la producen.
Una de las posibles soluciones es ir a terapia.”Usualmente, con los trastornos de ansiedad, los ataques de pánico, se usan terapias de corte cognitivo-conductual donde te enseñan a que puedas ir conociendo tu cuerpo para saber cómo inicia la ansiedad y cómo se manifiesta. También, la psicoterapia, te ayuda a ir manejando esas cosas que te preocupan y no necesariamente son reales. Te ayuda a ponerle nombre a las circunstancias y a los sentimientos, entendiendo qué pasa en tu cerebro cada vez que te estresas, qué pasa contigo a nivel físico cuando estás ansioso te ayudan a que esos síntomas no te sobrepasen.” Finalizó Nora.
Es posible vivir con miedos, angustias y fobias, pero es menos doloroso si tienes a alguien que te acompañe a identificarlos en el camino. El miedo no tiene por qué ser paralizante.
Bueno, llegamos al final. Gracias por leerme, espero que hayan aprendido algo. Si fue así, recomiéndenlo, déjenme saber en los comentarios qué quieren que explique en los próximos artículos, o invítenme una birra si les gustó mucho.
Un abrazo,
Cami.
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